Antonio Olivié | 22 de noviembre de 2017
A partir del próximo 1 de enero de 2018, el supermercado del Estado del Vaticano dejará de vender tabaco. Es una decisión personal del Papa, quien asegura que “ningún beneficio puede ser legítimo si pone en peligro la vida de las personas”. Y es que la Santa Sede obtenía miles de euros de ingresos gracias a la venta de cigarrillos, más baratos que en cualquier estanco de Italia, gracias a que no se aplican los mismos impuestos.
La retirada del tabaco en el supermercado que nutre al Vaticano, por motivos de salud, coincide con toda una estrategia verde que trata de dar ejemplo en la protección del entorno. Desde hace años, en el Vaticano se trabaja en un plano de eficiencia energética, con vehículos eléctricos, así como en la iluminación o la calefacción, gracias a la energía solar.
Entre los aliados del Vaticano en esta apuesta por las energías alternativas se encuentran la empresa ENEL, la gran compañía eléctrica italiana, y la Opel. Como fruto del acuerdo con estas empresas, dentro de los muros de la Santa Sede ya circula el modelo Opel Ampera-e, entregado el pasado verano y con una autonomía de 500 kilómetros.
El objetivo de estos acuerdos es que la Ciudad del Vaticano, con poco más de 800 habitantes, se convierta en el primer Estado del mundo con ‘Cero emisiones’ en el año 2020. El papa Francisco siempre ha querido reforzar con gestos sus discursos. El hecho de que el propio Vaticano lleve la iniciativa refuerza el mensaje publicado en la encíclica Laudato Si.
El Papa prohíbe vender #tabaco en El Vaticano: «La Santa Sede no puede cooperar con una práctica que daña claramente la salud». https://t.co/ya8vBo674u
— cope.es (@cope_es) 9 de noviembre de 2017
Si todo sigue su curso, la gasolinera del Vaticano, situada justo enfrente de la residencia Santa Marta, donde vive el papa Francisco, dejará de existir en poco más de dos años. Los surtidores están abiertos para todos los empleados del Vaticano y suponen también una notable fuente de ingresos para la Santa Sede. Al igual que con el tabaco, los impuestos son más bajos y todo el que consigue entrar con su vehículo en la zona vaticana sabe que le conviene repostar ahí.
Desde el año 2008, el techo del Aula Paolo VI, más conocido como el Aula Nervi, donde el Papa mantiene los encuentros multitudinarios durante el invierno, cuenta con 2.400 paneles solares capaces de dispensar energía a todo el Vaticano. De esta forma, no solo han conseguido evitar la contaminación atmosférica en este pequeño Estado, sino que también se ahorra energía del Estado italiano, ya que anteriormente era preciso recibirla de la red romana.
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El ahorro energético de estos paneles solares supone evitar enviar a la atmósfera unas 200 toneladas de CO2. La realidad es que el plan ha funcionado bien y que la polémica por la posible incidencia estética en un edificio ‘singular’ ha quedado eclipsada.
Frente a quienes tratan de ensanchar las diferencias entre el Pontífice emérito y Francisco, cabe destacar que esta ambiciosa iniciativa se puso en marcha durante el mandato de Benedicto XVI. La sensibilidad de Ratzinger por la ecología y el ahorro energético ha quedado patente, aunque no haya recibido tanta publicidad como la de su sucesor.
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Una vez eliminada la venta de tabaco en el Vaticano y con el fin de la venta de gasolina a las puertas, uno de los grandes negocios que aún seguirán abiertos es la farmacia. El servicio farmacéutico del Vaticano, abierto no solo a los residentes, sino también a todos los empleados de la Santa Sede, aporta cerca de 30 millones de euros al año de beneficio.
El servicio que presta, con precios realmente competitivos en el caso de medicamentos caros, hace que muchos romanos busquen empleados del Vaticano para determinados productos. No es extraño que la facturación de esta farmacia se encuentre entre las más altas del mundo.